Enseñar juegos de mesa no es una cuestión baladí. Tras una jornada de casi 8 horas en la que tienes que hacer demostraciones de distintos juegos (y explicar sus reglas), tratar con niños y lo que es algunas veces peor, tratar con padres; uno al acabar el día termina bastante agotado.
Pero todo tiene su recompensa, y el estar junto con tus amigos viendo como los chavales se lo pasan genial no tiene precio.
Y como muestra el vídeo que os colgamos de varios niños jugando el "huevo" de HABA (gracias por colaborar con nosotros).
Gracias a todos los que os habéis acercado por las distintas plazas de la Mesa Cuadrada.
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